Qué decir de nuestra experiencia en el hide ¡Que fue fantástica! Ese 28 de noviembre no lo vamos a olvidar. Somos una pareja aficionada a la fotografía y amante de la naturaleza. Nos encanta la observación de animales o simplemente caminar por campos y bosques para disfrutar de la belleza que la naturaleza nos regala cada día. Habíamos estado antes en otros hides, en España y fuera de España, pero en España siempre nos habíamos topado con observatorios pequeños y poco cómodos, y no muy bien orientados para la fotografía en algunos casos. En este observatorio, uno de los que gestiona el Colectivo Azálvaro, nos encontramos con un observatorio muy cómodo y confortable, muy bien orientado, y con amplios ventanales para la observación y la fotografía. Esto es importante para nosotros, sobre todo cuando vas a permanecer casi sin moverte dentro de él unas ocho horas, y cuando la temperatura exterior puede rondar los -8º o -10º. Pero todo esto sería irrelevante si no acudieran los protagonistas: las aves y los mamíferos que pueblan los alrededores de El Espinar; y ellos acudieron puntualmente nada más dejarnos Jose Aguilera. El extraordinario festival de milanos reales, ratoneros, cuervos y cornejas, urracas, y la señora raposa, que fue la primera en acudir, no es posible describirlo por escrito, yo al menos. La interacción entre urracas, cuervos y milanos fue fantástica, además, la presencia de ratoneros nos hizo comprender la personalidad de éstos, y la fuerza con la que intimidan al resto. Hubo un momento en que conté 29 milanos reales, al menos 15 posados. Por último, aparecieron dos jóvenes buitres negros magníficos, y aunque los leonados no llegaron a posarse (hubo un momento en que conté unos 70 volando sobre nuestras cabezas) y tan solo pasó por encima de nosotros una imperial joven, fue una experiencia maravillosa, además, no se puede tener todo. Disfrutamos como niños pequeños con un juguete nuevo. Por todo ello, Paloma y yo queremos felicitar al Colectivo, porque con su trabajo nos permiten al resto de los mortales disfrutar de algo único y maravilloso. La luz no acompañó para la fotografía, pero el espectáculo fue incomparable, y eso es lo que importa ¡Volveremos!
En febrero de 1990 tuve el privilegio de viajar durante 30 días por la Antártida con el fin de elaborar unos reportajes para Informe Semanal. Entonces, viví la emoción de poder contemplar una maravillosa y singular fauna antártica en el último territorio virgen del planeta azul. El pasado 1 de junio, 27 años después, tengo que confesar que he sentido una emoción parecida en el interior de un "hide" fotográfico de observación de aves rapaces, existente en la Reserva de la Biosfera de El Espinar , Segovia, junto al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, que gestiona el Colectivo Azálvaro-Otea. Fue algo indescriptible el poder contemplar y fotografiar a placer, a tan solo unos pocos metros de distancia, un gran número de ejemplares de aves de distintas especies como el buitre leonado, buitre negro, milano real y negro, águila ratonera, córvidos y otras rapaces. Nunca los había visto tan cerca y en su hábitat. Un recuerdo inmarcesible a una hora de Madrid.
El pasado día 2 de Mayo tuve la oportunidad de poder asistir en primera linea a la impresionante muestra de la naturaleza en su máxima expresión, a través de Oteafoto reservamos una jornada en el Hide de observación en el muladar de Campoazalvaro, ha sido impresionante poder observar como tras depositar los restos de animales comenzaron a aparecer desde urracas, cuervos, milanos reales y negros, buitres leonados, buitres negros y dos dameros de águila imperial que, como en una ceremonia ritual, iban cayendo sobre los restos depositados.
El número de fotos que hemos hecho es impresionante, dentro del hide con la emoción contenida no paramos de fotografiar a las aves desde una distancia increiblemente corta, además, nos ha impresionado la cantidad de aves que acudieron enseguida.
Queremos agradecer la atención recibida por parte del responsable (José Águilera), en todo momento pendiente de nosotros, así mismo, destacar las excelentes instalaciones del hide absolutamente confortable y con una perfecta ubicación para el desarrollo de la actividad.
Muchas gracias, repetiremos en breve, un saludo.
Experiencia increíble. Mejor opción no hay para cargar pilas. Es la primera vez que entro en un hide y debo decir que Jose me hizo sentir cómoda desde el primer momento. Fue brutal ver milanos, buitres negros, leonados, águila real, zorros, busardo ratonero...
Estoy deseando volver!!!
"Disfrutar de la fauna de la Sierra de Guadarrama como si el tiempo no hubiera pasado por ella, es una experiencia al alcance de todos gracias a los hides del colectivo Azalvaro. En entorno de gran belleza nos encontramos con un hide tremendamente cómodo y perfectamente integrado en el entorno, con todo pensado para que el fotógrafo pueda sacar el máximo rendimiento a su trabajo. Deleitarse con el vuelo elegante y mágico de decenas de milanos reales, con las complejas relaciones sociales de los inteligentes cuervos o ver de primera mano al siempre esquivo ratonero es aquí posible. Pero quizás lo más espectacular es poder disfrutar de una carroñada, donde numerosos buitres negros alternan la pitanza con sus primos leonados, en una escena propia del mejor de los documentales. Y si la suerte nos acompaña podremos tener el privilegio de disfrutar de la reina de las aves ibéricas , el águila real, y de nuestro principal emblema ornitológico, el águila imperial ibérica con individuos de varios plumajes, lo que hace más interesante aún la observación.
Todo ello muy cerca de Madrid y pudiendo colaborar en su conservación gracias a la iniciativa del colectivo Azálvaro, representado por José Aguilera. En fin, una experiencia cien por cien recomendable. Nosotros ya estamos pensando en volver".
"La experiencia en el hide ha superado nuestras expectativas. Fuimos en familia, no somos fotógrafos pero nos gusta la naturaleza y hacer fotos a los animales. Nunca lo habíamos hecho desde un hide y queríamos probarlo, aprovechando de paso para colaborar de algún modo con una organización como el Colectivo Azálvaro que se esfuerza en ayudar a la supervivencia de las rapaces y resto de fauna en su medio natural.
Desde el punto de vista logístico y de atención a los participantes ha sido todo perfecto. El entorno, la preparación de la escena en el muladar, la cercanía de las aves y el número de especies e individuos fue el sueño de cualquier aficionado a la fotografía de naturaleza. Aunque ya lo imaginábamos, ahora entendemos mejor cómo se hacen esas fotografías profesionales de fauna que tanto nos impresionan.
Primero llegaron los córvidos (urracas, grajillas, cornejas y cuervos), luego empezaron a sobrevolar los milanos (negros y reales) aunque se mostraban reacios a posarse. Puede que la timidez se debiera a que se estaba aproximando una imponente joven águila imperial. Pasó muy poco tiempo para nosotros, aunque lo suficiente para hacerle alguna buena foto. Cuando se fue todo volvió a la normalidad, los milanos bajaron a comer, aparecieron los buitres, primero decenas de leonados y luego 7 u 8 buitres negros. ¡Impresionante la profesionalidad de estos necrófagos!
Fue genial tener la suerte de fotografiar al águila imperial, aunque lo que más nos gustó fue comprobar que, a pesar de todo, toda esa fauna sigue existiendo ahí fuera. En resumen, una experiencia inolvidable que recomiendo a todos los amantes de la naturaleza."
"Junto a dos compañeros de Fotógrafos de la Naturaleza de Madrid (FONAMAD) tuve la suerte de compartir mi primera experiencia en un hide. Así que de buena mañana subimos hasta el que tiene instalado el Colectivo Azálvaro en la Reserva de la Biosfera del Real Sitio de San Ildefonso del Espinar acompañados de José Aguilera que nos dio una explicaciones del funcionamiento del hide y de las medidas de precaución a seguir. Ya solos procedimos a preparar el equipo y a analizar los distintos posaderos que se abrían antes nuestros ojos y cámaras. Queríamos estar listos para cuando se produjera el gran momento de la llegada de las aves, algo que no tardó en producirse. Cuervos, milanos negros y reales fueron llegando, les siguieron los buitres leonados y alguna que otra urraca. La mañana trascurría llena de actividad hasta que una desbandada general nos hizo presagiar que algo grande estaba a punto de suceder: un águila imperial hizo su aparición. Nervios, excitación y emoción en todos nosotros durante su fugaz visita, pero en nuestra retina y tarjetas quedaron grabadas sus líneas y colores. Volvimos a la rutina fotográfica comentando el lance hasta que, casi al final de la jornada, una nueva desbandada dejo paso a una águila real que, mas pausada y señorial, se hizo dueña del lugar y nos permitió recrearnos con su presencia. En fin, habíamos logrado en una jornada, una buena colección de fotos y una experiencia extraordinaria. Sin duda mi primer hide constituyó todo un éxito."
En compañía de mis amigos Manolo Arribas y Luis Saez acudí a este hide con la la ilusión de ver y fotografiar "un" águila real. Llevamos ya bastante tiempo encendidos con esta pasión, y nuestra experiencia en un puñado de hides, tanto propios cómo ajenos, moderaba nuestras pretensiones.
Al poco de amanecer, ya estaba aquello lleno de cuervos y cornejas que, de pronto, se espantaron todas. ¡Algo pasa!, exclamamos. Y como una aparición, se dejo caer una enorme hembra de águila real que por fortuna se entretiene mucho en comer mientras nosotros nos ponemos las botas haciendo fotos.
Pensamos: bueno, misión cumplida, nos entretendremos el resto del día en hacer fotos en vuelo a los milanos reales y negros. Y eso hicimos, con la ayuda del viento que nos los ponía a huevo. Pero los regalos inesperados son los más dulces: ¡otra águila real distinta! Algo más pequeña, parece un macho. Otro sesión larga de fotos. Se marcha, y cuando empézabamos a relajar la tensión, aparece un ratonero, que posa como si fuese una modelo. Se marcha y, cuando todavía respiramos agitadamente...¡aparace otra real distinta! Esta vez es un pollo muy jovencito. Los córvidos, que hasta entonces no parecían interesados en comer, le rodean como intentando intimidarle. Me recordó a mi mismo comiendo un bocata de chorizo en el campo rodeado de moscas y avispas. Ya tenía el buche lleno cuando le ataca otro águila real. Manolo logró alguna foto de la pelea. Se marchan las dos y, al rato, el atacante baja a comer.
Luego un buen rato de merecida calma. Comentábamos que que solo nos faltaba que bajase la imperial. Pero poniendo los pies en la tierra, decíamos que eso es soñar con los angelitos. Pero a eso de las tres de la tarde, nos visitó un "angelito" en forma de pajizo de imperial. Precioso ejemplar que nos deja retratarle en muchas posturas. Y todo esto con el fondo de una ladera con bosque mixto de encina y roble. ¿Se puede pedir más?
Han sido muy pocas las salidas a la busca de alguna de las GRANDES. En el último año apenas si había visitado un par de hides de rapaces. Por otro lado, la climatología este año nos ha dejado un prolongado otoño, sin apenas haber dejado un par de días fresquitos. Pero las previsiones de principios de la semana pasada auguraban una nevada decente. Una oportunidad pues que no podía dejar escapar. Tras contactar con el Colectivo Azálvaro a través de José Aguilera, dejé programada la jornada a la espera de que las previsiones se cumplieran. Y así fue, se cumplieron en lo climatológico. Pero en lo que respecta a la aparición de una de las GRANDES, no se cumplieron. Y no se cumplieron porque no fue solo la REAL, un ejemplar de una belleza especial, de tercer invierno según me confirmaba José. Pues a las pocas horas de haber podido disfrutar de todo un ejemplar de AGUILA REAL en un entorno nevado inigualable, para mi sorpresa hizo también su aparición un pajizo de AGUILA IMPERIAL, poniendo un broche de oro a una jornada que no había disfrutado tanto. Sin duda compensando con creces tantos otros desasosiegos de jornadas infructuosas. Imágenes espectaculares en el mejor de los entornos. Con presencia además de numerosos milanos reales, ratonero, córvidos y buitre leonado. Un día memorable. Y por ello no puedo dejar de agradecer la gran labor de este Colectivo y recomendar la visita a este Hide, bien equipado y muy próximo a la capital.
El día comenzó lleno de emoción como cada vez que entro en un hide.
Aunque es la 4 vez que entro el un hide del Colectivo Azalvaro me ocurre igual, ya que nunca hay un día igual a otro.
El motivo, de elegir este lugar y no otro, son básicamente por 2 motivos. El primero lo bien llevado y pensado que esta, desde la comodidad del fotógrafo, sus fondos y luces buenas durante todo el día. El segundo que las especies a fotografiar son muy variadas allí he fotografiado, milano real y negro, buitre leonado, buitre negro, ratonero, imperial y real, por supuesto cuervos, cornejas y urraca.
Este día 4 de febrero fue todo un subidón, todavía el corazón no me baja de 150 pulsaciones. Estuvo durante cerca de 30 min un pajizo y una real adulta, las 2 a la vez, casi me da algo.
Por supuesto fui calentando con ratoneros y milanos durante todo el día.
La naturaleza es imprevisible y no se puede asegurar nunca nada, pero en este lugar todo es posible.